martes, 31 de marzo de 2015

Decir No

Cosas de Mamás

En sala de 5 la maestra nos preguntó -¿Que quieren ser cuando sean grandes? uno a uno contestábamos. Las nenas; maestra jardinera, bailarina, doctora, cantante, pintora... Los chicos, un poco mas soñadores; astronauta, científico, power ranger... Cuando llego mi turno... Dije "Mamá".   En ese momento pensé en mi mamá y en lo feliz que ella era siendo, lo que era para mi, mi mamá. Que ademas era contadora, pero en ese entonces ignoraba totalmente su trabajo formal.
20 años después, no concibo mi vida sin mis bebes. Mi pequeño mayor de 2 años y 3 meses y mi mas pequeño de 6 meses. Solo las mamas sabemos lo que se siente al verlos sonreír con esa mirada derrochando felicidad, al oír sus chácharas, y sus cantares alegres, al escuchar su respirar mientras duermen con tranquilidad.
Solo algunas pocas conocemos ese amor supremo cuando tu bebe sale del jardín corriendo y gritando "Mamaaaaaá!" para saltar y aferrarse a tus brazos.
Desde el primer día que supe que seria mama, sabia que mi vida cambiaría para siempre, sentía tanto miedo, terror, pánico!. Llore desconsoladamente, mocosamente, asquerosamente. Me miraba al espejo, y lloraba conmigo misma. Me vestí, me maquille y fui a trabajar, lloraba en el tren comiéndome las lagrimas, en el baño de la oficina ahogada en mi llanto... Llore histericamente, cuando le conté a mi novio, después no llore mas. Su sonrisa me lleno de confianza.
Lo deseamos y buscamos sin pensarlo demasiado, solo sintiendo. No planificamos como seria... Solo lo hicimos. Y llego. Ya estaba en mi útero, multiplicando sus células, creando su propia vida dentro de mi, alimentándose y formándose.
Cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día creciendo un poquito mas.
La ansiedad era inmensa.
Derrochábamos amor y ternura por doquier.
Le conté a mis amigas, a mi mama, mi papa, y al mas temido, mi hermano.
Creo que mi mayor temor era la desaprobación, con el tiempo entendí que quienes me aman quieren que sea feliz, y realmente no les importa si soy arquitecta, o una estudiante fallida, si soy una empresaria adinerada o una mama con una billetera chiquita.
Cuando entendí eso, pude ser yo misma, pero no la que venia siendo antes de ser mama, si no una nueva yo. Mas sensata. Mas tenaz. Mas fuerte.
Comencé a disfrutar de mi serena entereza.
Pude defender con fortaleza lo mas importante en mi vida, mis hijos, mi familia.
Poseía la paciencia y dulzura para darle el pecho 4 o 5hs diarias a mi bebe, y la irreverencia para gritarle "Noo!" con cara de perro rabioso al extraño que golpea la puerta a las 9am. Poseía la sensiblería de echarme a jugar con mis bebe por horas, sacar dos millones de fotos una mas tierna que la otra, y el coraje para desplazar a quien no respetara mi entorno. Poseía el amor para compartir con abuelos y tíos lo mas preciado en mi vida, por que ellos también podían disfrutarlos
y la helada indiferencia para quienes no honraran MI MOMENTO DE PAZ.